domingo, 3 de diciembre de 2017

ALTA CULTURA

ALTA CULTURA

Las obras de arte, obras literarias y obras musicales para ponderarlos como los de más alta estima. También designa a la sofisticada1 cultura de las élites (aristocracia o intelligentsia) por oposición a la cultura de las masas (tanto a la cultura de masas como a la cultura popular), o a conceptos como lo kitsch, lo filisteo,2 lo bárbaro, lo rústico o lo primitivo (culturas primitivas); todos ellos términos identificables con lo que puede denominarse baja cultura.
Aunque a lo largo de la historia de la cultura ha habido siempre una diferencia de prestigio entre productos culturales, y concretamente en la civilización occidental se mantuvo como una constante la referencia al arte y cultura clásica grecorromana; el término high culture apareció por primera vez en inglés en la obra Culture and Anarchy de Matthew Arnold (1869). Arnold definió cultura en el prefacio como "the disinterested endeavour after man's perfection" ("el empeño desinteresado por la perfección del hombre"), mientras que más adelante escribió que cultura significaba "know the best that has been said and thought in the world" (conocer la mejor [parte] de lo que se ha dicho y pensado en el mundo), una definición específicamente literaria, que también incluía a la Philosophy (término que debe ser traducido no literal o restrictivamente -por "filosofía"- sino extensamente -por "ciencia"-). Arnold veía la high culture, sin implicar hostilidad hacia las formas de low culture ("baja cultura") o cultura tradicional, como una fuerza a favor del bien moral y político. En las distintas formas en que su punto de vista se generalizó, continúa siendo el concepto dominante de alta cultura.

Las Notes Towards the Definition of Culture de T. S. Eliot (1948) fueron una obra de gran influencia, que planteaba la necesidad de entender una complete culture ("cultura completa") como compuesta tanto por la alta cultura como por la cultura popular. The Uses of Literacy de Richard Hoggart (1957) incidió en el mismo asunto, preocupándose por la experiencia cultural de los que, como ese mismo autor, accedían a la universidad proviniendo de un entorno de clase obrera. En los Estados Unidos, Harold Bloom ha planteado un punto de vista más exclusivo en sus obras, como antes que él F. R. Leavis. Ambos, como Arnold, insisten en la centralidad de las altas producciones culturales, principalmente literarias, del denominado western canon (canon occidental).

CULTURA HIBRIDA

CULTURA HIBRIDA

La globalización caracteriza nuestra época y se manifiesta la libre y frecuente circulación de personas, capitales y productos culturales que nos permiten estar en contacto con otras culturas. En virtud de esas facilidades las personas migran a diferentes lugares, aprenden otros idiomas contraen matrimonio con individuos de otras naciones, etc.
Al proceso de integración incentivado por los encuentros, la interacción y reconstrucción de diferentes culturas se le denomina cultura híbrida; es decir una mescla de elementos de distintas sociedades.
Por ejemplo: Realizar un Halloween en lugar de un tradicional Día de muertos y organizar posadas en las que se han eliminado los tradicionales versos, piñatas y comida típica de la región para sustituirlos por bailes modernos.
Las principales características de la cultura híbrida son:
v  Combina distintos elementos.
v  Se presenta en la mayoría de las culturas.
v  Implica un proceso de adaptación.




CULTURA DE MASAS

CULTURA DE MASAS

La Cultura de Masas es un conjunto de objetos, bienes o servicios culturales, producidos por las Industrias Culturales, los cuales van dirigidos a un público heterogéneo. Según los críticos, como, por ejemplo, Adorno, la masa sigue a la misma cosa. Según la escuela de Frankfurt, la cultura de masas es el principal medio gracias al cual el capital habría alcanzado su mayor éxito. Entonces, todo el sistema de producción en masa de bienes, servicios e ideas habría hecho aceptar, en términos generales, el modelo impuesto por el sistema capitalista de la mano del consumismo, la tecnología y la rápida satisfacción. Esta cultura de se define a través de los medios masivos de comunicación desde el siglo XIX (imprenta, radio, cine, televisión, y hasta la actualidad con internet). A partir de esto aparecen las sociedades de masas que son conformadas por una sociedad de individuos alineados al capitalismo. Dónde la burguesía, tiene el poder de introducir en la sociedad productos, ideologías, etc. y así coartar la libertad de expresión de una sociedad totalmente capitalizada.
Se considera como el desarrollo de un nuevo modelo en el que se refuerzan las diferencias y las desigualdades con estrategias e instrumentos mercadológicos cada vez más elaborados. La ciencia y el conocimiento se ponen al servicio de la producción de unos valores y símbolos estereotipados.
Los tres pilares fundamentales de esta cultura son: una cultura comercial, una sociedad de consumo y una institución publicitaria.
La cultura de masas tiene unos principios interrelacionados surgidos de la escisión entre construcción y mercado:
v  Centralización del poder en todos los niveles (económico, político, etc.)
v  Uniformidad de los productos para consumidores similares y diferentes.
v  Sincronización con nuevas técnicas como la línea de montaje y la producción en serie.
v  Maximización de la productividad: máxima producción a un menor coste y en un menor tiempo.
Concentración poblacional, producto de la urbanización de la sociedad.

Surge, así, el concepto de industria cultural, el cine y la radio no necesitan ya darse como arte, se autodefinen como industrias. Con esto, nos encontramos ante un área sociológica destinada cada vez más a finalidades comerciales e ideológicas y frente a ésta, una posición socio-política que trata de explicar el conjunto de las interrelaciones globales en las que la comunicación de masas cumple un papel de primera magnitud.

CULTURA POPULAR

El término cultura popular hace referencia al conjunto de patrones culturales y manifestaciones artísticas y literarias creadas o consumidas preferentemente por las clases populares (clase baja o media sin instrucción académica, o en la antigüedad "la plebe") por contraposición con una cultura académica, alta u oficial centrada en medios de expresión tradicionalmente valorados como superiores y generalmente más elitista y excluyente.
Dado que, a lo largo de la historia, y por evidentes razones de supervivencia y medios disponibles, el avance y la modificación de la cultura ha tenido su punta de lanza en las élites económicas y académicas, la cultura popular ha sido un elemento comparativamente estático. Esto ha propiciado, a partir del siglo XIX, su uso como referencia de identidad grupal por parte del pensamiento nacionalista, que ha basado en dichas señas culturales la idea de pertenencia a una nación o territorio.
A lo largo del siglo XX, no obstante, la extensión de la escolarización en buena parte del planeta, unida a la emergencia de la cultura del ocio, ha hecho que la cultura popular abandone su carácter predominantemente estático para convertirse en un elemento dinamizador que, en ocasiones, desborda la creatividad de las vanguardias académicas. Así, el cómic —a caballo entre pintura y literatura— o el jazz en el terreno musical han acabado desbordando su condición marginal para instalarse como artes académicamente reconocidas.
El retraso en la edad de incorporación de los jóvenes al mercado laboral ha facilitado su condición de creadores y consumidores de productos culturales, llegando incluso a la creación de subculturas propias, o tribus urbanas, con preferencias artísticas y filosóficas específicas y alejadas del "mainstream" o línea de pensamiento mayoritaria.
La explotación comercial de los contenidos de la cultura popular, una vez expurgados sus elementos más transgresores, es también un elemento importante en la formación de la cultura de masas y un factor económico de relevancia a través de industrias como las de la música, el cómic o el videojuego.